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Mister

Mister
E. L. James → Ficha → Publicación 7 de mayo
Londres, 2019. Maxim Trevelyan siempre ha disfrutado de una vida fácil. Gracias a su innegable atractivo, su entorno aristocrático y su riqueza, jamás ha tenido que trabajar y pocas veces duerme solo. De pronto todo cambia cuando la tragedia estalla y Maxim hereda el título nobiliario, la fortuna y las propiedades familiares, pero también muchas responsabilidades que deberá afrontar y para las que no se siente del todo preparado. Sin embargo, su mayor desafío es luchar contra el inesperado deseo que le despierta una enigmática joven que acaba de llegar a Inglaterra, sin más equipaje que un peligroso y turbulento pasado. Desconfiada, bella y con un don para la música, Alessia se convierte en un atrayente misterio y el anhelo de Maxim se transforma en una pasión que jamás antes había sentido, y a la que no se atreve a poner nombre. Pero, ¿quién es Alessia Demachi? ¿Puede Maxim protegerla de las amenazas que la acechan? ¿Y qué ocurrirá cuando ella descubra que él también ha estado ocultándole sus propios secretos? Desde el corazón de Londres y el agreste paisaje rural de Cornualles hasta la sombría e imponente belleza de los Balcanes, Mister nos arrastra en una vorágine de emociones, peligros y deseos que dejarán al lector sin aliento hasta la última página. 
ADELANTO
   Quién narices es esta criatura asustadiza plantada en el pasillo de mi casa? No salgo de mi asombro. ¿La he visto antes? La imagen de un sueño olvidado se desarrolla como una Polaroid en mi memoria, un ángel vestido de azul flotando junto a mi cama. Pero eso fue hace días. ¿Sería ella? Y ahora está aquí, plantada en el pasillo, con su malicioso rostro de piel clara y la mirada gacha. Los nudillos se le ponen cada vez más blancos de la fuerza con que aprieta el palo de la escoba, como si eso la anclara a la Tierra. El pañuelo de la cabeza le oculta el pelo y la anticuada bata de nailon, que le va grande, engulle su figura menuda. Parece completamente fuera de lugar.
      —¿Quién eres? —pregunto de nuevo, pero con un tono más suave, porque no quiero asustarla. Sus enormes ojos, del color del café intenso y enmarcados por las pestañas más largas que he visto en mi vida, elevan la vista para mirarme y luego vuelven a dirigirse hacia el suelo.
      ¡Mierda!
 Un simple vistazo a sus ojos oscuros e insondables y me siento… descolocado. Le saco al menos una cabeza, debe de medir un metro sesenta y cinco frente a mi casi metro noventa. Sus rasgos son delicados: pómulos marcados, nariz respingona, piel tersa y clara, y labios rosados. Tiene pinta de necesitar unos días de sol y un plato de comida sustanciosa. Resulta evidente que está limpiando. Pero ¿por qué ella? ¿Por qué aquí? ¿Es la sustituta de mi anterior asistenta?
    —¿Dónde está Krystyna? —le pregunto, y emito un pequeño gruñido de impaciencia ante su silencio. A lo mejor es la hija de Krystyna, o su nieta. Ella sigue mirando al suelo con el ceño fruncido. Se muerde el labio superior con sus dientes blancos y perfectos mientras se niega a mirarme a los ojos. Mírame, le suplico mentalmente. Siento el impulso de acercarme y levantarle la barbilla y, como si me leyera el pensamiento, levanta la cabeza. Nuestras miradas se encuentran, asoma la punta de la lengua y se lame con nerviosismo el labio superior. Se me tensa todo el cuerpo y me recorre una oleada de calor cuando el deseo me impacta como una bola de derribo.
     ¡Hay que joderse! 
Entrecierro los ojos, pues al deseo le sigue la desazón. ¿Qué narices me pasa? ¿Por qué me provoca esto una mujer que no he visto en mi vida? Resulta irritante. Por debajo de sus finas cejas enarcadas abre más los ojos y retrocede un paso, toquetea la escoba, esta se le cae de las manos e impacta ruidosamente contra el suelo.
Se agacha a toda prisa con gracilidad para recogerla y, cuando se reincorpora, clava la mirada en el palo y un leve rubor colorea sus mejillas mientras masculla algo ininteligible.
    ¡Maldita sea! ¿Estoy intimidando a la pobre chica?
No era mi intención.
Estoy enfadado conmigo mismo.
No con ella.
O tal vez es por otra cosa.
        —A lo mejor no me entiendes —le digo, más para mí mismo que dirigiéndome a ella, y me paso una mano por el pelo mientras intento que mi cuerpo entre en vereda. El dominio del inglés de Krystyna se limitaba al uso de «sí» y «aquí», lo que a menudo requería de grandes dosis de gesticulación por mi parte cuando necesitaba que hiciera alguna tarea más allá de su rutina habitual de limpieza. Seguramente esta chica también es polaca.
      —Soy limpiadora, señor —susurra, mirando todavía al suelo y sacudiendo las pestañas por encima de sus sonrosadas mejillas.
      —¿Dónde está Krystyna?
      —Polonia.
      —¿Cómo? ¿Cuándo se ha ido?
      —Desde la semana pasada.
 Esto sí que es nuevo. ¿Por qué diablos no lo sabía yo? Me gustaba Krystyna. Hacía tres años que limpiaba en mi casa y conocía todos mis secretillos. Y no he podido despedirme de ella. A lo mejor es algo temporal.
     —¿Va a volver? —le pregunto.
 Las arrugas de la frente se le marcan más, pero no dice nada, aunque dirige la mirada hacia mis pies. Por algún extraño motivo, eso me hace sentir cohibido. Coloco los brazos en jarra y retrocedo a medida que me siento cada vez más abrumado.
    —¿Cuánto tiempo llevas aquí?
 Ella responde con una vocecilla ahogada, casi inaudible.
     —¿En Inglaterra?
     —Mírame, por favor —le pido.
¿Por qué evita la mirada directa? Sus dedos delgados vuelven a apretar el palo de la escoba con firmeza, como si estuviera blandiendo un arma, luego traga saliva, levanta la cabeza y me mira con sus ojazos marrones y cristalinos. Son unos ojos en los que podría sumergirme. Se me seca la boca y mi cuerpo vuelve a ponerse en tensión. ¡Joder!
      —He estado en Inglaterra desde tres semanas.
Habla con un tono más alto y claro, con un acento que no identifico, y al hablar levanta su menuda barbilla hacia mí, desafiante. Tiene los labios rosados, el inferior más carnoso que el superior, y vuelve a lamérselo. Seguir leyendo


2 comentarios

  1. ¡Hola!
    No quedé muy conforme con esta autora así que dudo mucho leer este libro.
    Saludos infinitos.

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  2. Hola Elena!!
    Pues en esta ocasión dejaré pasar el libro, ya que ni me llama la trama, ni me llama su autora ;D
    Espero que lo disfrutes!!
    Besos :33

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